
Con un motor de 16 cilindros, 8 litros de cubicaje y 1.001 caballos, el Bugatti Veyron podía acelerar de 0 a 100 en 2,7 segundos y llegar a los 407 kilómetros por hora.
Casi nada. A esa velocidad máxima, el coche tenía tan solo 12 minutos
de autonomía, en los que podía recorrer, como mucho, 100 kilómetros. No
es de extrañar por tanto que tuviese un consumo medio homologado de 16,2
litros.
la versión Bugatti Veyron Super Sport protagonizo una sonada lucha por entrar en el libro de los récords como coche de producción más rápido. Y vaya si lo hizo. Consiguió rodar a 431 kilómetros por hora en Alemania. Su precio ronda los 2.000.000€.
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